Pichanga

Es toda una institución, tan legendaria entre los miembros masculinos de una proto-sociedad , como la primera vez que se reunieron para planificar la caza de un mamut.

Anécdotas sobran sobre este ritual de machos , lleno de destreza física, de rascadas genitales sin solapar , y obviamente (como todo ritual masculino) alcohol de colofón.

Incontables son las veces que entre puteadas , caídas , goles y sudores se han fraguado amistades imperecederas, como incontables también son las veces en que todo ha terminado en batalla campal , con enemigos jurados hasta la próxima pichanga.

La apuesta está cazada, los equipos formados, cada quien se siente parte de un todo - así haya sido el último en ser escogido - ya eres del equipo! , como a la vez , te sientes ajeno al equipo contrario, a pesar que sus integrantes también sean amigos tuyos , en la cancha si tienes una camiseta de otro color ; eres el "rival" y punto.

Los aztecas también practicaban con la pelota, ya en ese tiempo era un asunto serio ; cosa de "machos" , aunque el equipo perdedor era sacrificado a sus dioses sedientos de sangre: era considerado un juego , macabro , pero juego después de todo.

En la actualidad que son tiempos de ociosidad crónica, guatas fofas, piernas enclenques y de disciplinas deportivas como el zapping ; el perdedor desembolsa únicamente junto a unos soles: su honor; que al caso viene a ser algo serio, pero superable, ya que otro día puedes pasar recogiendolo enfrentándote a un equipo contrincante menos habilidoso.

Bien solo sea por amor al deporte, bien solo quieras estar en forma, bien te afanes y esperes toda la semana para jugar, o juegues 5 minutos y te ahogues con esos pulmones de tabacoinómano - lo que no te impide gritar desde la banca mientras te fumas un pucho - este ritual de testosterona sirve para botar toda la frustración a la que se nos somete en esta sociedad hipócritamente moderna, pulcra y acholadamente burguesa , donde hoy por hoy está mal visto actuar como un cromagnon. Sociedad donde ser un suicida emo afeminado o un narciso metro-sexual indeciso, está mas de moda que tomar unas chelas bañado en sudor y hablar vulgarmente de las mujeres fáciles.

La pichanga , en este contexto, se convierte así en una catarsis, una válvula de escape, una evocación inconsciente para recordar los tiempos , cuando aun trogloditas primitivos con un pie en la luz y otro en la caverna , poseedores de un limitado lenguaje de señas , teníamos que actuar en equipo como una sola superpoderosa mente en busca del alimento-objetivo, analizar el terreno para cazar al enemigo , pensar estrategias para engañarlo , usar la inteligencia para acorralarlo sin ser pisoteados, la agilidad para esquivar los obstáculos , hacerle por fin una pared a la presa y clavarle como lanzas un par de goles.

Es como una terapia de regresión psicológica (mucho mas barata y sana) donde eructar , madrear, lesionar y lesionarse está permitido! , acaso no es genial?

Llegar a casa con la frente en alto... a pesar de haber perdido , es ciento por ciento posible!, que bien puede que solo haya sido una gaseosa de 5 litros , o una caja de chelas bien heladas lo que hayan compartido después del desastre, pero ese íntimo momento de libertad que te da un balón, durante y después de jugar, nadie , ni la derrota, te lo va a poder quitar.

Por eso siempre juega a ganar, pero no pretendas ganar todo el tiempo para poder disfrutar del juego, que el juego en sí mismo es un gozo, una descarga de energía, una profilaxis mental, una promesa de chela y definitivamente un dolor de piernas para los próximos días.