30 jul 2010

Dudoso Desierto

Era largo como el dia mismo, amarillo, ondeado y visualmente seco, como la crin de un potrillo chúcaro, brillaba con destellos espontáneos, mientras lamía con quietud en los ojos, a un pálido cielo matutino. Cansado como si hubiera existido desde los inicios del tiempo, recorría a lado nuestro, sobre grandes extensiones baldías, una carretera desolada, bordeando a los únicos residuos de un corazón muerto -muerto de sentimiento- y un bosque de piedras pequeñas con algunas dunas desperdigadas, ¿que puede ya quedar de sentimiento en dicho abandono de espacio?, sólo la muerte y las lagartijas se animarían a entrar. A lo lejos yo pretendía divisar un mar, no estando muy seguro de la vista, confiaba plenamenten en mi intuición, estaba seguro de la existencia de algo siniestro mas allá del horizonte, ya podía imaginar oscuras embarcaciones de todo tamaño, desde pequeñas chulapas, hasta buques fantasmales oscureciendo al mundo entero con sus sombras pestíferas.

Nos detuvimos un par de veces antes, esta fue la mas larga, y hasta ahora la mas inquietante, la gente convencida de estar dormida en las anteriores paradas, al extenderse tanto esta espera, empezó a convencerse de estar despierta, algunos murmullos, pasos y luego un grito. El chofer ya no estaba, lo escuché de una señora que no podía calmarse, quizas ella ya sabía de alguna extraña forma, que lo inusual de esta ausencia, no era una broma, y que todos sin excepción al igual que el chofer, desapareceriamos en aquel desierto ese mismo dia.

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